lunes, noviembre 20, 2006

Alfredo James Pacino "Al Pacino"

Si en el diccionario de las artes el significado de la palabra “actor” estuviera acompañado de una fotografía, sin duda la imagen sería de Al Pacino, el veterano actor que es ya una leyenda viviente de Hollywood y uno de los mejores histriones de todos los tiempos.
Sumamente popular y respetado en el gremio, pese a que en su prolífica carrera sólo cuenta con una estatuilla Oscar, al Mejor Actor de 1992, por su papel del inefable teniente coronel Frank Slade en la película Perfume de Mujer (Scent Of A Woman).

Sin embargo sus caracterizaciones de gángster como el todopoderoso Michael Corleone, el menor del clan Corleone, lo inmortalizaron en el celuloide con la trilogía de El Padrino (The Godfather), donde bajo la óptica de su realizador, Francis Ford Coppola, se recrea fielmente el estilo de vida de las familias ítaloamericanas inmersas en la mafia, tal y como lo describiera Mario Puzo en su célebre novela homónima.

Así, el actor neoyorquino nacido el 25 de abril de 1940 en el sur del Bronx, hijo de la humilde pareja de Rose y Salvatore Pacino -quien por cierto lo abandonó a los dos años de edad para dejarlo a merced de su madre y sus abuelos sicilianos-, crearía un hito cinematográfico con sus roles de mafioso, al lado de Marlon Brando (en 1972), Robert De Niro (en 1974) y Andy García (en 1990), en las tres partes de El Padrino.

No obstante su fama de duro y violento seguiría labrándose con su inolvidable protagónico de Tony Mantana, el narcotraficante cubano afincado en Miami en Cara Cortada (Scarface), el clásico filme de Brian De Palma de 1983.

TODA UNA LEYENDA VIVIENTE

Desde pequeño Pacino mostró dotes para la actuación, aunque no su gusto por el método Stanislavsky (consistente en provocar nexos de unión o identificación entre el intérprete y la criatura escénica) que sentía hacía desaparecer su placer por actuar; así que después de abandonar sus estudios para luego compartirlos con trabajos modestos, un día llegó a su vida la oportunidad de debutar en la obra de teatro Hello, Out There. Su desenvolvimiento escénico y su gusto por Shakespeare le ganaron cierta reputación en el medio, pero el momento clave de su carrera sería no pasar inadvertido para Lee Strasberg, máximo responsable del cotizado Actors Studio de Nueva York, que lo admitiría en sus clases hasta pulir el diamante en bruto que poseía aquel prometedor joven de ascendencia italiana y personalidad arrolladora.

Ello propició que se convirtiera en un actor habitual en las marquesinas de Broadway, algo que a la postre él decidiría no abandonar en su vida: no dejar el teatro por la popularidad y, sobre todo, los millones de dólares que ofrece el cine a la estrella.

Sus espléndidas actuaciones no pasaron inadvertidas para los cazatalentos de La Meca del Cine, quienes le ofrecieron un pequeño papel para debutar en 1969 en la película Yo, Natalia (Me, Natalie).

En 1971 después de aparecer en la cinta Pánico en Needle Park (The Panic In The Needle Park) llegaría la oportunidad que todo actor espera: figurar con un rol estelar, tener un guión excelente, un reparto insuperable y una dirección magistral. Pues todo ellos se reunió en El Padrino (1972).

Después todo es historia... Tendría grandes interpretaciones en filmes que ya son parte de la historia de Hollywood: Serpico (1973), Tarde de Perros (1975), Justicia para Todos (1979), Cara Cortada (1983), Frankie And Johnny (1991), Atrapado por su Pasado (1993), Fuego Contra Fuego (1995), La Sombra de la Corrupción (1996) y Looking For Richard (1996) donde, por cierto, debutó como director.

El Abogado del Diablo (1997), El Informante y Un Domingo Cualquiera, ambas en 1999 y al año siguiente Insominia y Simone, y en 2003 realiza El Discípulo (The Recruit) y el fracaso de taquilla Gigli.

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