Forest Whitaker
Forest Whitaker tiene un talento tan grande como él mismo. Estrella del fúlbol en el instituto y cantante de ópera en la universidad, debutó como actor a los 21 años en Aquel excitante curso, una comedia protagonizada por Sean Penn en la que el joven Whitaker hacía de futbolista. Fue ganando experiencia trabajando en programas de televisión, haciendo anuncios y telefilmes, hasta saltar a la fama con su papel como jugador de billar en El color del dinero.
Gracias a ese papel consiguió hacerse un sitio en películas de primera fila como Platoon o Good Morning Vietnam, hasta conseguir su primer papel protagonista en la película de Clint Eastwood, Bird<, en la que daba vida al torturado icono del jazz Charlie “Bird” Parker. Con su actuación en Bird, Whitaker ganó la Palma de oro al mejor actor en el Festival de Cannes y fue nominado a los Globos de Oro de 1988.
Aunque su aspecto de grandote bonachón lo ha llevado a interpretar a personajes con gran humanidad, inocencia, y timidez, como en Phenomenon y, en cierta manera, en La habitación del Pánico, Whitaker ha llevado a cabo de forma magistral infinidad de roles diferentes. Ha actuado como un verdadero cirujano plástico en Jonny, el guapo, se ha metido en la piel de un diseñador de moda gay en Prêt-à-Porter, ha sido cazador de< aliens en Spieces, y ha usado sus épicas proporciones en Campo de batalla: La Tierra.
A principios de los 90, Whitaker decidió ampliar sus horizontes incluyendo la producción y la dirección a su ya impresionante currículum. Empezó coproduciendo la violenta película de gangster Redada en Harlem, en la que también participó como actor junto a Gregory Hines y Robin Givens. Varios años más tarde hizo su debut como director con Esperando un respiro, en la que reunió a varias de las cantantes y actrices negras más importantes del momento como Whitney Houston y Angela Bassett. Dirigió también en videoclip del tema central de la película, Shoop Shoop, de Whitney Houston.
Toda la vida de Forest Whitaker gira alrededor del cine. Está casado con la actriz Keisha Whitaker, a la que conoció en el set de Blow away, sus dos hermanos menores son también actores y es propietario de una empresa que se dedica al cine, a la televisión y a la producción musical. Finalmente, sus treinta años de trabajo en la pequeña y la gran pantalla han dado sus frutos hasta llevarlo a conseguir el Oscar a mejor actor por su papel en El último rey de Escocia en el que interpresa a un terrible dictador ugandés.
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