Rafael Barajas Durán
Rafael Barajas, quien firma sus trabajos con el seudónimo de "El Fisgón", es ateo, escéptico y muy supersticioso.
Tiene el título de arquitecto, pero a los 20 años descubrió que su verdadera vocación era la de ser “monero”.
“Yo quería hacer artes gráficas y otras cosas, pero eso no era una carrera respetable en los cánones de mi familia. Cuando estaba acabando la carrera me di cuenta de... ¿qué estoy haciendo aquí? ¡Estoy haciendo lo que no quiero hacer! ¡Yo en realidad quiero hacer monitos!”, mencionó ‘El Fisgón.
’ Se dedica a la caricatura política desde hace casi 30 años. Los dibujantes lo consideran un escritor y los escritores un dibujante. También es autor de cuentos para niños y tiene su propia obra pictórica; además realiza la curaduría de exposiciones.
Afirma que su pasión más importante es la familia y se describe “básicamente como un necio”.
Sus cartones aparecieron regularmente en el diario Unomásuno, de 1981 a 1984, donde dio vida al suplemento dominical El Másomenos. Y de 1984 al 2002 en La Jornada, donde publicó las aventuras del sargento Mike goodness, de 1985 a 1987.
Fue portadista de la revista Nexos, de 1984 a 1986; de la revista Motivos, de 1992 a 1993, y colaborador de decenas de revistas, como ancla y vientos del sur.
Fue fundador, director y colaborador de las revista de humor político El Chahuistle, de 1994 a 1997, y El Chamuco, de 1997 al 2000, donde publicó irregularmente las aventuras de Mike Goodness, las Fábulas de Lafontaine de Sodas y la Beba Toloache.
Fue colaborador en Quecosaedro y La Garrapata, de 1988 a 1989.
Autor de: Sobras escogidas; Me lleva el TLC; Hacia un despiporre global de excelencia y calidad; y de la colección de Cuentos Cruentos Policíacos, entre otros.
Entre sus premios, tiene en su haber, el Premio Manuel Buendía de Periodismo Joven, en 1987. El Premio Constantino Escalante, del Club de Periodistas, en 1996, y el Premio Nacional de Periodismo, en 1999.
Actualmente goza de la prestigiada beca Guggenheim y está dedicado a la investigación de la libertad de expresión en la caricatura en México.
Dice que el único trabajo serio que ha tenido es el de humorista, y que no le gustan los políticos, pero se la pasa dibujando políticos todo el día. Se preocupa cuando los políticos que detesta dejan de hacer política.
Desde 1984 realiza una investigación sobre la historia de la caricatura política en México del siglo XIX.
En el 2000, Conaculta publicó su libro: La historia de un país en caricatura.
Ha escrito diversos ensayos sobre historia del arte y la caricatura para catálogos y libros colectivos, entre ellos: Un país que no conoce su rostro está condenado a la caricatura (1995).
Colabora desde su fundación para la Agencia Nacional de Noticias, donde aparece su suplemento dominical, completamente con trabajos de cartonistas mexicanos.
En 2006, Barajas participó en la exposición Francisco Toledo, en la que exhibió alrededor de 40 obras en la estación del Metro División del Norte. Se encontraban caricaturas, pinturas e ilustraciones que ha realizado para libros infantiles en la muestra Los cartones del Fisgón.
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